Quienes me leen o me conocen, saben de mi fascinación por los pueblos patrimonio de Colombia y todo lo que representan en materia de conservación histórica y arquitectónica, pues bien; Jardín Antioquia, se convirtió en mi pueblo patrimonio número 14.

130.8 km separan a Medellín del municipio de Jardín, cerca de tres largas horas de camino que se pueden volver más; si decides bajarte del auto a tomar fotografías cada vez que el paisaje te sorprenda. Para llegar allá, debes saber que se encuentra en el suroeste del departamento de Antioquia, conectado con el departamento de Caldas. Si vas en automóvil desde el sur del país, sugiero que tomen la vía que del municipio de La Pintada (sur de Antioquia) conduce a Jardín a través del desvío Bolombolo – Medellín. Si van desde el norte o llegan en avión a través de la capital de la montaña, entonces tomar la vía concesión Pacífico 1 y 2 que conduce hacia Bolombolo y de ahí tomar el desvío a los pueblos del suroeste y noreste de Caldas.

En el terminal del sur de Medellín se pueden tomar los servicios de transporte que cada hora salen con rumbo a Jardín y pueblos aledaños. En mi caso, renté un auto para hacer el recorrido porque dado el trazado de la carretera (curvas y montaña) suelo marearme y no puedo disfrutar el paseo. El paisaje es realmente maravilloso, un placer a la vista la cantidad de accidentes geográficos que sobre salen de la misma montaña con formaciones únicas.

Una vez en Jardín, no cabe duda que tenemos la sensación de preguntarnos “¿Por dónde empiezo?” … y es que, cada calle de Jardín es una honra a la historia de sus colonizadores, las costumbres de décadas anteriores permanecen vigentes en sus habitantes y en una franca tranquilidad, se puede disfrutar caminando y viendo de apoco los detalles de las casas y balcones que le adornan.

La iglesia principal es una joya arquitectónica en sí, por fuera es un maravilloso “adorno” para su plaza y entorno urbano; pero por dentro, es una obra de arte. La Basílica Menor de la Inmaculada Concepción fue construida en piedra labrada a mano, haciéndola única en el territorio, fue inaugurada en 1932 y reconstruida luego de 1979 luego de la casi destrucción producto de un terremoto que afectó la zona.

Jardín es un pueblo cafetero por excelencia, el entrar y salir del pueblo, e incluso alrededor de él, hay innumerables hectáreas de tierras sembradas con el grano nacional, ya en el casco urbano, decenas de establecimientos que honran el café especial, de origen y sus procesos de elaboración y producción. Uno de los que conocí, fue Macanas; un negocio que ha enaltecido el mismo nombre del municipio, al contar con jardines verticales en su patio (con vista a la catedral), una decoración apropiada de la cultura paisa y un servicio al público formidable.


En Jardín también se cuenta con oferta de actividades rurales o de contacto con la naturaleza como la visita a la cueva del esplendor, pero, por la temporada de lluvias, no fue posible que hiciera esta actividad. La sola visita al pueblo y su casco urbano, me dejó satisfecho y con la promesa personal de regresar y volver a disfrutarle.

Jeffexplora

Viajero, cafetero, fotógrafo y consultor en marketing y comunicación digital.

1 Comment

Andrés Torres -
mayo 22, 2024 at 7:10 pm

Excelente reseña de un pueblo tan interesante, lo que me motiva a visitarlo aún más.

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