Para empezar, deben saber que el Amazonas en Colombia, es como región, la más grande del país, sin embargo, solo cerca de 84 km lineales de nuestro territorio son rivereños al río más grande del mundo, eso, contando con que otros grandes ríos que nacen en Colombia como el Putumayo, el Vaupés y el Caquetá desembocan en el Amazonas, en territorio brasilero.

Hay dos formas de llegar al amazonas colombiano: 1. A través de la conexión aérea desde Bogotá (hasta 6 vuelos diarios) hacia la capital del departamento; Leticia, a su aeropuerto internacional Alfredo Vásquez Cobo, vuelan las aerolíneas LATAM y mi elegida; Avianca. Y 2. En barco desde el municipio de Puerto Asís, Putumayo, por el río Putumayo, en una travesía de 4 días y tres noches hasta la desembocadura de este río en jurisdicción de Brasil, y luego contracorriente al río en dirección al oeste hasta llegar al puerto de Leticia, uno de los 4 puertos más importantes sobre el río Amazonas en todo su recorrido (Iquitos, Manaos, Leticia y Belem do Pará).

Anticipando mis deseos de volver al amazonas a través de transporte fluvial desde Puerto Asís (aventura deseada, aventura vivida), el viaje en esta oportunidad lo realicé por vía aérea, cerca de $ 650.000 COP (160 USD) ida y vuelta desde y hacia Bogotá. Debo confesarles que no tiene precio, el poder divisar desde la ventanilla del avión, la inmensidad de la selva del Amazonas.

¿Qué hacer en el Amazonas?

Aquí, les cuento brevemente desde el día 1, hasta el día 6, lo que hicimos en el monumental amazonas colombiano.

Día 1

Volamos desde Bogotá a Leticia sobre las 08:15 AM, a las 10:30 AM ya estábamos saliendo del aeropuerto con rumbo al hotel, decidí que la primera noche la pasaríamos en la capital del Amazonas. Ese primer día, visitamos el centro de la ciudad, su parque principal, el museo del Banco de la República, los avisos de la triple frontera y el puerto. Tomamos un “tuk tuk” que por hora y media (nos cobró $ 40.000 COP, 10 USD) nos llevó al municipio brasilero de Tabatinga, vecino de Leticia, conocimos su puerto y un mirador cuya oferta de comida y bebidas, representaba la cultura brasilera. El paseo en el tuk tuk terminó en el muelle del lado colombiano, por lo que nos embarcamos hacia la población de Santa Rosa, en el lado peruano del río, por solo $ 10.000 COP (2,4 USD) por trayecto, lugar donde se consume la muy apetecida gastronomía peruana.

Al regresar a Leticia, entramos a una de las mejores heladerías que he visitado, Nai Chi; con helados artesanales hechos con frutos y especias propias de la región. Más adelante, cerca del atardecer, subimos a la torre de la iglesia que está en el parque principal, para observar la caída del sol y, sobre todo, el fenómeno de la “lluvia de pájaros”. ¿Lluvia de pájaros? Sí, ocurre al ocaso, según una bióloga que había en el parque aquel día, las aves, principalmente loros y golondrinas, vienen de la selva buscando refugio en los árboles de la ciudad para estar más seguros, ya que hay menos depredadores. 

El día 1, contratamos el tour para el siguiente día, que nos incluía: Puerto Alegría (poblado peruano), la isla de los micos, almuerzo en la reserva Natura Park, visita a la comunidad indígena colombiana de Macedonia y Puerto Nariño a través de la agencia Amazonas Royer Travel .

Día 2

El día dos, empezó madrugando a desayunar, recomiendo que coman muy bien antes de empezar el tour. Sobre las 08: 00 AM el personal de la agencia nos recogió en el hostal y nos llevó al embarcadero donde comenzaría la aventura, río Amazonas en dirección al occidente, contra corriente, en algunos puntos del camino, se avistaban tímidos algunos delfines. Llegamos a Puerto Alegría, poblado del lado peruano del río, es una isla habitada por comunidades nativas que intentan conservar sus costumbres compartiéndolas con los visitantes, venden bebidas gaseosas y cervezas típicas del país inca, así como artesanías y hasta demostración de bailes amazónicos y andinos. El paseo continuó hacia la famosísima isla de los micos, reserva natural operada por Decameron, donde se encuentran los denominados “mono ardilla”, que son llevados a esta isla para su recuperación luego de ser rescatados de las manos de los traficantes de fauna.

Visitamos la comunidad de Macedonia, excelente experiencia con mujeres nativas que a través de expresiones culturales nos enseñan las herencias de sus ancestros, un poco de su lengua indígena y todo un universo de artesanías que fascinan al visitante. El tour terminó para nosotros en Puerto Nariño, porque pasaríamos tres días en este municipio colombiano, los demás, regresan a Leticia. En Puerto Nariño, nos recogía el personal del hotel que habíamos contratado, para llevarnos  a sus instalaciones, que quedan a orilla del río Loretoyacu, a 7 minutos en canoa motorizada hacia el oeste, contracorriente del río.

Una vez en el hotel, el administrador nos ofreció aprovechar el día despejado, para tomar el tour del lago Tarapoto, a solo 20 minutos de allí, dejamos nuestras cosas, y aunque cansados y fatigados por el trajín del día, decidimos embarcarnos nuevamente con rumbo a este maravilloso lugar. Antes de tomar la decisión, pensamos en quedarnos descansando, que mejor lo haríamos al día siguiente, pero; algo me dijo que debía ser en ese momento, ¿Por qué esperar? El día ya estaba lindo, no había por qué perder el tiempo.

Nos aventamos al tour del lago Tarapoto, un encanto de paisaje de principio a fin, había delfines rosados y grises prácticamente en todo el camino, la sensación de tranquilidad, paz y éxtasis del silencio era inmaculada, más allá de impresionante; era quizás el espacio del mundo más tranquilo y silencioso en el que he estado, la serenidad del agua, los canales del río hacia el lago, las aves, el viento y el majestuoso atardecer con su explosión de colores que se reflejaban mágicamente sobre el agua, es una de los planes de los que considero, es una experiencia imperdible.

Día 3

En el hotel, tomamos un tour hacia la “San Antonio de Cacao”, pueblo peruano reubicado que además de mantener sus costumbres nativas, se hace sostenible a través de la implementación de actividades turísticas en su territorio que se basan en la conservación y preservación, cultivan lo que necesitan y se comen lo que demandan como comunidad, no promueven la explotación agrícola y, además; cuidan de los animales endémicos de la zona. Tres horas de camino para ingresar por primera vez a las entrañas de la selva, por fin estábamos dentro de la selva del Amazonas. En el camino, la espesura de la selva era inclemente, rudimentarios senderos que parecen borrados por la misma naturaleza, la cantidad de insectos es indescriptible, carajo, ¡es la selva!

El camino de la selva, nos llevó hacia un árbol de la especie “ceiba” que según los guías, tiene más de 400 años de vida, es majestuoso, inspirador y sin duda, una experiencia que cautiva el alma. El camino continuó con aguacero incluido, es la selva tenía que llover, regresamos al caserío de la comunidad y tomamos el almuerzo, un delicioso plato típico de bagre cocido en hoja de plátano y otros ingredientes aparentemente comunes, pero que allá, sabían a manjar de dioses.

El aguacero detuvo el camino por casi una hora, al pasar, retomamos el rumbo hacia un lago natural que tiene flores de loto, las llamadas “Victoria Regia” en su hábitat natural, no en estanques artificiales. El camino hacia el muelle se dio paso dentro de la selva hasta llegar a la orilla del río, mientras se avecinaba una tormenta monumental, creo que ahora es bueno poder contar, que vivimos y sobrevivimos a una tormenta en el Amazonas. Sobre las 05:00 PM, estábamos retornando al lado colombiano del río, para continuar hacia el Loretoyacu.

PD: Si el día anterior no hubiera tomado el tour al lago, había perdido una oportunidad única, resultó que ese día, la tormenta cegó cualquier posibilidad de apreciar un atardecer, incluso, anocheció antes de tiempo.

Días 4, 5 y 6

Ese día, sería el último en Puerto Nariño, decidimos salir antes del medio del hotel, para almorzar en el pueblo y dar un paseo (caminar sus calles, subir al mirador, disfrutar de las esculturas a la flora y fauna de la zona y en general, de la tranquilidad del pueblo). El día cuatro, debíamos llegar al hotel “Amazon” de la cadena “On Vacation”, en el que planeábamos pasar tres días para descansar un poco. Antes de la llegada de la lancha, desde el muelle, nos sometimos al deleite de los delfines, había casi una decena de estos mamíferos alrededor de este lugar, la razón; es que allí se encuentran los ríos Amazonas y Loretoyacu, cardúmenes de peces atraen a los delfines hacia la zona, por lo que es muy fácil verlos y disfrutarlos.

 Al llegar al hotel Amazon, nos instalamos y disfrutamos de la armonía de sus instalaciones, en conjunto con la selva y el río, hay que rescatar que el servicio y calidad de comidas en la oferta del restaurante es muy bueno.

finalmente, el último día regresamos a Leticia sobre las 07:00 AM, 17 km de recorrido en dirección de la corriente del río, para dirigirnos al aeropuerto y concluir nuestro viaje a uno de los lugares más increíbles que he visitado. Creo que quienes vivimos en la urbe, entre cemento, edificios y caos, valoramos y disfrutamos el drástico cambio que nos ofrece la selva.

Jeffexplora

Viajero, cafetero, fotógrafo y consultor en marketing y comunicación digital.

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